Sigues en mis brazos

La función de John Wayne en Centauros del desierto es, como la de todos los héroes, procurar que el mundo sea reconocible de nuevo (la película se abre con su llegada a la casa y se cierra con su marcha, tras conseguir que todo vuelva a estar en su sitio). La tarea del héroe es la del restaurador, y tiene una función religiosa: unir, religar, tarea que no puede desarrollarse sin los poderes de la memoria. El héroe es siempre el que se niega a olvidar; por eso sus acciones se estructuran como un relato, pues el lugar del relato es siempre un lugar marcado por el recuerdo, y se cuenta o actúa para conseguir el retorno de lo perdido. La escena del definitivo encuentro de John Wayne con su sobrina (que ha sido secuestrada por los comanches y que ya es una india cuando varios años después logra rescatarla) es sin duda uno de los momentos más hermosos de la historia del cine. La persigue como si fuera un animal y la alcanza dispuesto a matarla, pues ella ha olvidado quién es. La alza y en ese instante se produce entre ambos algo que podríamos llamar un fenómeno de conversión. Es un gesto semejante al de Abraham cuando levanta el cuchillo para sacrificar a su hijo. Uno de esos instantes en que se produce la revelación de algo indefinible, cuya percepción cambia la vida de quienes lo experimentan. A partir de ese momento ya no separa a la muchacha de su cuerpo. John Wayne se dirige al caballo, monta con ella, llega a la casa y la lleva en brazos hasta la puerta. “Todo está igual, parece decirle, nada ha sucedido, sigues siendo la niña que eras.” Pero como se demuestra en el último plano, él mismo es el primero en saber que eso no es verdad.
Gustavo Martín Garzo – El cuarto de al lado

-♦-

searchers-opening

The searchers end_of_the_searchers

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
Esta entrada fue publicada en Cine y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Sigues en mis brazos

  1. Pingback: Mañana quién sabe ® | Ancha es mi casa

Dejar un comentario