La Passacaglia “El ángel de la guarda” es la pieza que cierra las Rosenkranzsonaten, Sonatas del Rosario o Sonatas de los Misterios de Biber, quince composiciones para violín y continuo dedicadas a los quince misterios del rosario, con esa Passacaglia añadida al final, que es una de las primeras composiciones conocidas para violín solo y la precursora más importante de la obra de Bach para ese instrumento, Chacona incluida. En la partitura hay un grabado encabezando cada sonata y el que precede a la Passacaglia es un ángel de la guarda llevando de la mano a un niño, una elección que puede explicarse por la similitud de los cuatro acordes descendentes que se repiten obstinadamente a lo largo de la obra – como caracteriza al pasacalle barroco- con un himno de la época titulado “Einen Engel Gott mir geben», “Dios, dame un Ángel”.
Heinrich Ignaz Franz Biber (1644-1704) fue probablemente el mayor violinista del barroco, y aunque compuso abundante música vocal sacra -se le atribuye la espectacular Missa «Salisburgensis» en Do mayor que escogió Pau para presentarlo en su enciclopedia musical-, su nombre está particularmente asociado al violín y a la scordatura, un cambio en la afinación habitual del violín que Biber usaba muy frecuentemente en sus composiciones. Pero mientras cada una de las quince Rosenkranzsonaten tiene su propia scordatura, solo la primera y la Passacaglia se tocan con la afinación normal. Sin continuo y sin scordatura, el título completo de este reto para los virtuosos que ofreció Benjamin Schmid como propina en el concierto de clausura de la temporada 2012-2013 de la OBC en L’Auditori y que ha sido el quesesto del mes, es Passacaglia en Sol minor para violín solo, senza scordatura.
De cómo podía asegurar que el dúo demoníaco no sabía lo que era solo hablaré en presencia de mi abogado. Diré solamente que no hay reloj que no acierte dos veces al día ni sabio que no se equivoque, ni siquiera el admirado por los sabios. Y también que los Pasacalles y las Chaconas comparten el ritmo ternario y el ostinato, siendo tan semejantes entre sí que una composición de Les nations de Couperin se titula Chaconne ou Passacaille, una similitud que casualmente podemos comprobar con la Chacona que inicia las Sonatas del Rosario, primer misterio de gozo, La Anunciación, en la impresionante interpretación de Dimitri Sinkovsky, el virtuoso que deslumbró con Il Complesso Barocco acompañando a Joyce DiDonato en sus Drama Queens el pasado año en el Liceo. Es la otra única pieza con afinación normal, pero con continuo, como las otras catorce sonatas, aquí el laúd de Luca Pianca.
Y ya que hemos podido escuchar las dos únicas piezas sin scordatura de la colección, vamos con una de las restantes, la Resurrección, en la que las dos cuerdas centrales del violín están además simbólicamente intercambiadas. La interpretación, es la de la magnífica grabación de Reinhard Goebel para Archiv en 1990, con el cémbalo de Andreas Spering y el violoncelo de Phoebe Carrai, de Musica Antiqua Köln.
Para acabar, volvemos al Ángel de la guarda protagonista en el mismo impresionante violín barroco de Reinhard Goebel.
No me importa decir que «»ni pajolera idea»».Ahora si tu eres feliz así ,pues adelante!!!!
U.A.y adióooooos ;-D
Me troncho. Feliz no es la palabra, pero con comentarios como este, dan más ganas de seguir mareando 😀
Acabo de caer del guindo. Todos tus comentarios quedaban retenidos porque tu nombre coincide con el de la obra, el angel de la guarda. Debiera darte un punto. 😀
ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα
👿 & 😈
Aplicant el tradukka: Només sé que no sé nedar
El traductor de Google a mi em dona «Tengo oído que no sé nada». Bé, ja us tenim amb un discret handicap. 😉
jajajaja!!! Yo no sé si aumentaré mi cultura musical (espero que sí), pero lo que sí noto es que he mejorado descifrando pistas, algo es algo!
Estos son los «borregos» que te seguimos ,sin dar ni una.Los demás ,con todo mi «respeto» van por otras praderas paciendo y rumiando. U.A.y adióooooos 😀
La palabra borrego me evoca mi tierna infancia; tierna, y por lo visto, borreguil en una acepción que no viene en la academia.
La respuesta es un jeroglífico en catalán: Molt bé 😀
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