Después de su primera aparición aquí, como ejemplo de la generosidad con que los genios consumen sus brillantes ideas en unos pocos segundos, ¿cuántas músicas han hecho recordar en estas páginas al L’ho perduta de Barbarina en Las Bodas de Fígaro?
Veamos que encuentra el prodigioso buscador de estos bien llamados “ordenadores” que hacen posible encontrar una aguja en un pajar:
Primero la cavatina original, que nunca sobra si la dicha es buena
pero que no es realmente original, pues proviene del Andante del Concierto para piano nº 18 del propio Mozart, con lo que no es raro que se trate de otra delicia
y sobre todo, por la existencia de un claro antecedente en un aria de la Dido Abandonada de Hasse, Non ha ragione ingrato,
Descendientes, también tiene. Cimarosa, Sonata 79 en re menor, más un recuerdo que un parecido,
Schubert, primer tema de una preciosa pieza compuesta a los 20 años, el único e inacabado movimiento de la Sonata nº8 D571 que hace poco nos regalaron aquí
unas notas que reaparecen en otra elaboración al final de su breve vida, en una magnífica pieza para piano a cuatro manos, la Fantasia en Fa Menor Op. 103, D. 940
Y, vamos a peor con una excentricidad o un sinsentido, pero la angustia de María “dans cette ville inmense” en La infancia de Cristo de Berlioz quizás tenga realmente algo en común con la de aquella Barbarina que buscaba el broche puesto que despertó en su momento las mismas neuronas, como se encarga de señalar el implacable ordenador.
Finalmente, por cerrar con la titular, una versión muy distinta, porque L’ho perduta es tan preciosa que la han querido interpretar también los tenores, incluido el mismo Plácido Domingo.
Vale, vale. Pero ¿valía la pena o no?
Jejejeje…muy bueno Domingo haciendo de Barbarina en las Bodas de Figaro. :-))))
Hay que ver el orfebre Amadeus, ofreciéndonos una joya aislada, dentro de su joyería!
Pequeña y discretamente oculta, para mí, es la perla de toda la producción de Mozart.