Les berceaux

Jean Epstein, uno de los más importantes pioneros del cine, derivó en los últimos años de su carrera hacia el documentalismo tras descubrir y enamorarse de la Bretaña. Pero en esa misma época, con la llegada del sonoro, filmó también una docena de lo que hoy llamamos videoclips, poniendo imágenes a canciones entonces populares. Entre ellos destaca su trabajo con Les berceaux, la canción de Fauré sobre un poema de Sully Prudhomme.

Les berceaux habla del destino y del dolor de la separación, de los marinos que sólo son conscientes de lo que dejan atrás cuando ya se alejan del puerto, de las esposas que se quedan meciendo las cunas de los hijos. Pero si la música de Fauré, entre nana y barcarola, sirve perfectamente a esos sentimientos, el corto de Epstein, con absoluta economía de medios y enorme sencillez, añade además otra dimensión y otra lectura. La sincronización de imágenes y música es emocionalmente impecable, y con unos pocos planos logra crear un mundo a la vez mágico y trágicamente real. Pero con el montaje explica otra historia estableciendo paralelismos entre las madres y el mar, las cunas y los barcos, sus doseles  y sus mástiles, la cruz que éstos forman con las vergas y las cruces de los cementerios, el viaje de los marinos y el viaje de la vida.

Se trata pues de una pequeña obra maestra a la que sólo se le puede poner una pega, irrelevante para los cinéfilos pero no para los musicófilos: La interpretación de la canción, a cargo de “Lucien Gaudin de la Opéra comique” según los créditos de la película, parece claramente mejorable y podía quizás ser del gusto de la época, pero no del actual. Lo cual hoy tiene remedio relativamente fácil. Y no es probable que a Epstein le hubiera molestado la sustitución por la del justamente mítico Gerard Souzay, aunque para coincidir con los tiempos de la cinta original, en la que se intercala un pasaje orquestal, haya habido que repetir  la segunda estrofa.

Si conviene, activar los subtítulos en el primer símbolo de la derecha, aquí encima.

Le long du quai les grands vaisseaux / A lo largo del muelle los grandes navíos
Que la houle incline en silence / Que el oleaje inclina en silencio
Ne prennent pas garde aux berceaux / No prestan atención a las cunas
Que la main des femmes balance. / Que la mano de las mujeres mece.

Mais viendra le jour des adieux / Pero llegará el día de los adioses
Car il faut que les femmes pleurent / Porque es necesario que las mujeres lloren
Et que les hommes curieux / Y que los hombres curiosos
Tentent les horizons qui leurrent. / Persigan los horizontes que les seducen.

Et ce jour là les grands vaisseaux / Y ese día los grandes navíos
Fuyant le port qui diminue / al abandonar el puerto que empequeñece
Sentent leur masse retenue / Sienten su cuerpo retenido
Par l’âme des lointains berceaux / Por el alma de lejanas cunas
Par l’âme des lointains berceaux. / Por el alma de lejanas cunas.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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4 respuestas a Les berceaux

  1. Josep Olivé dijo:

    Pues a mí no me parece desdeñable la interpretación original. La canción es preciosa y la voz, abaritonada, tiene un timbre que casa muy bien con las imágenes. Fauré muy pocas veces exige facultades extremas a la voz y esta canción es un buen ejemplo. El videoclip es precioso.

  2. Josep Olivé dijo:

    jajajajaja…lapsus tremendus!

    Yo, precisamente, me refería a la de Gerard Souzay. Ahora he oído la verdadera original y efectivamente, voz de cabra, engolada y chirriante. Supongo que en esa época gustaba. Ya me extrañaba a mi…..y seguro, seguro que es la misma extrañeza que te ha causado mi entrada. 🙂

    PD: Entradas como esta (ya estaba tardando!) me auto-distraen del abrumador «statu quo» socio-sanitario-político-estructural-coyuntural en lo que llevamos de año. Impresionante.

    • José Luis dijo:

      Me lo temía. A punto he estado de preguntártelo directamente: «Pero seguro que has escuchado la original?» 😀 😀

      PD: Superando lo inimaginable. Y eso que tengo vetados los telediarios.

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