Mozart vs Clementi: El duelo

Viena, víspera de Navidad de 1781. El Emperador José II es anfitrión del melómano Pablo, Gran Duque de Rusia y de su esposa, la Gran Duquesa Maria Fydorovna y para ese día les ha preparado un duelo musical entre Wolfgang Amadeus Mozart y Muzio Clementi. Hace poco más de medio año que Mozart ha logrado que Colloredo aceptase su dimisión, cambiando su sueldo fijo en Salzburgo por la autonomía en la capital y se está dando a conocer como pianista. Clementi es un músico sólidamente establecido y un reconocido virtuoso del piano que, en gira por Europa, está haciendo una escala en Viena. Y el emperador aprovecha la ocasión para impresionar a sus huéspedes con una confrontación espectacular.

Ambos músicos acuden encantados, aunque sin saber nada del juego que van a protagonizar. En la sala, la expectación es máxima. José II apuesta por Mozart, la emperatriz María Josefa por Clementi, que, como visitante, es quien empieza. Lo hace con una composición reciente, la Sonata Op.24 nº 2, improvisando una cadenza.

y sigue con una obra de enorme dificultad técnica con la que está triunfando en su gira, la Toccata Op.11 que podemos escuchar ahora a Costantino Mastroprimiano,

Mozart, que debió quedar impresionado por la avalancha de notas con que Clementi demostró sus habilidades, elude hábilmente el enfrentamiento en ese terreno y responde improvisando un Andante seguido de una serie de variaciones sobre la inocente y sencilla canción popular francesa “Ah, vous dirai-je, Maman” (*), que aquí conocemos como “Campanita del lugar”.

Los dos interpretan e improvisan después sobre Paisiello, que era por aquella época maestro de capilla en Rusia. Y José II sentencia un político empate. Pero el propio Clementi admitirá luego que el vencedor ha sido Mozart: “Hasta entonces no había escuchado a nadie tocar con tanta alma y tanta gracia”. A su vez, Mozart reconoció haber sido sorprendido por la técnica de Clementi, aunque su valoración final no fue muy amable: “Clementi toca bien, por lo que hace a la ejecución con la mano derecha. Su punto fuerte son los pasajes en terceras. Por lo demás, su gusto y su sentimiento no valen un cruzado. En resumen, es un simple mecánico”. Una pulla con retranca, pues Clementi era también fabricante de pianos. Más adelante, para acabar de arreglarlo, añadirá: “Clementi es un charlatán, como todos los italianos. Indica presto en una pieza, pero toca sólo allegro

Lo que es evidente es que Mozart escuchó y recordó muy bien las notas iniciales de la sonata con que Clementi abrió la sesión, en la que no hay aficionado mediano que no reconozca la Obertura de La flauta mágica, compuesta diez años después como Clementi señaló reiteradamente, aunque sin dejar de manifestar su admiración por Mozart, a quien, que se sepa, no volvió a ver nunca.

Hasta aquí la versión oficial de la historia. Hay alguna muy distinta.

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(*) Una canción con la que Mozart tenía motivos para identificarse:

Ah ! Vous dirai-je Maman / ¡Ah! ¿Os diré, mamá
Ce qui cause mon tourment ? / lo que causa mi tormento?
Papa veut que je raisonne / Papá quiere que razone
Comme une grande personne / como una persona mayor
Moi je dis que les bonbons / Yo digo que los caramelos
Valent mieux que la raison. / valen más que la razón

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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3 respuestas a Mozart vs Clementi: El duelo

  1. Josep Olivé dijo:

    Con la venia. En relación con el caso del tema de Clementi utilizado por Mozart en la obertura de «La Flauta…».

    Efectivamente el tema con que Clementi inicia su Sonata Op.24 n.2 en Si bemol mayor sería hoy día carne de juzgado de primera instancia con el más que seguro veredicto de plagio mondo y lirondo a favor de los intereses del demandante, Sr. Clementi, y en contra del demandado, Sr. Amadeus, teniendo que pagar éste las costas del juicio e indemnizar a su respetable competidor con una buena suma (en Euros). O sea, que las cosas, con el tiempo, en lugar de apaciguarse se enredan. Digo esto porque en aquellos tiempos era práctica común y nada objetable que los músicos se «citaran» unos a otros en sus partituras, unas veces en tono de respetuoso homenaje y otras en un tono más bien irreverente. Pero en el caso que nos ocupa yo creo que Mozart optó por una camino intermedio y al intentar explicar muiscalmente en la obertura los aspavientos, quebrantos y agonías de un Tamino perseguido por una enorme serpiente-dragón pensó que esas notas machaconamente repetidas del tema de Clementi le iban a la perfección. Pero claro, Amadeus transforma un motivo original en staccato con una misma nota con finalización melódica de un grupo de notas rápidas en un brillante tema airoso y pulsante, acentuando de manera sincopada cada uno de estos grupos de notas rápidas, desarrollando magistralmente el tema de forma fugada y a cuatro voces, convirtiendo musicalmente y dramáticamente, por obra y gracia del compositor plagiador, la desesperación de Tamino en un firme deseo de recorrer su camino iniciático. Y de todo ello ya se encarga de explicarnoslo el curso de la ópera.

    Y si en este mundo hay justicia, el veredicto debería ser inverso. Es decir, debería ser Clementi quien abonara una fuerte suma al Sr. Mozart porque si en este post es noticia es gracias precisamente al presunto plagio. Pero bueno, no vayamos a ser tan duros con quién fué un buen músico y del que hemos interpretado algunas de sus obras facilillas en nuestros años mozos, y es que el mismísimo Sr. Muzio Clementi dejo escrito, en las ediciones tempranas de la sonata, no se sabe si con intención reivindicativa o con intención respetuosa, lo siguiente:

    «Esta sonata fué interpretada por el compositor en el año 1781 ante el emperador José II, en presencia de Mozart».

    • José Luis dijo:

      Muy bien señor Perry Mason, acepto su razonamiento, pero no se me crezca ahora, que se nos va a ver el plumero a los dos. Y, si no lo ha hecho, mírese completo el último Youtube

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