Agrippina (y 2)

Cinco fragmentos más de esta grandísima  Agrippina, ahora con Jean-Claude Malgoire & Le Grande Ecurie et la Chambre du Roy y la puesta en escena de Frédéric Fisbach. En el primero, la primera aria de la ópera, Nerón (Philippe Jaroussky), obediente aunque sin demasiado entusiasmo, acepta el proyecto de su madre para llevarle al trono: Tus sabios consejos serán mi guía. Madre, confía en mí: Con saggio tuo consiglio.

Otón acaba de confesar a Agripina que quiere a Popea y ésta le ha prometido ayuda, con lo que el infeliz se queda tan contento, deseándose suerte a sí mismo en esta magnífica Lusinghiera mia speranza.

De nuevo Otón, ahora ya en el segundo acto, cuando ya ha caído en desgracia por culpa de las mentiras de Agripina, y, condenado a muerte y rechazado por todos, se duele especialmente de perder a Popea: Voi che udite il mio lamento, el punto culminante de la ópera para más de uno.

Muy cerca del final, Nerón, cual zorra sin uvas, decide renunciar al amor y consagrarse a la política como le recomienda su madre. Come Nube Che Fugge Dal Vento, otro material reciclado con cambios mínimos desde Come nembo che fugge col vento de Il Trionfo del Tempo e del Disinganno.

Claudio ya se ha enterado de las intrigas de Agripina (Véronique Gens), pero ésta se presenta como salvaguarda del trono y le asegura su fidelidad en la bellísima Se vuoi pace, imposible no creer a alguien que te canta así. Sigue un recitativo en el que el emperador propone la solución errónea, Popea para Nerón y la corona para Otón, pero al escuchar sus quejas, cambia las parejas y llegamos así, de una sóla e inesperada tacada, al final feliz que cantan todos (Claudio es aquí Nigel Smith y Popea  Ingrid Perruche) pidiendo que hasta el Tiber se sume a la fiesta: Lieto il Tebro increspi. En esta producción se eliminó la última escena en la que Juno, descendido del cielo, se congratula de lo sucedido con un aria, así como el breve ballet que cierra la obra en la partitura de Händel.

Una tercera y última selección con cinco arias más del primer acto, las dos primeras nos permiten conocer a un par de secundarios, Palas y Narciso, dos libertos que Agripina se gana prometiéndoles, por ayudarla a poner en el trono a Nerón, nada menos que su mano. Y como son otros dos tontos,  se lo creen.  Palas se felicita por su suerte: La mia sorte Fortunata,

y Narciso dice que va a salir volando: Volo pronto, e lieto il core,

Otras dos arias que también se interpretan consecutivamente, ambas a cargo de Popea  que todavía no había aparecido en esta selección. En la primera, viniendo con Brenda Rae del futuro, se nos presenta muy ufana, regocijándose por el poder de su belleza: Vaghe perle, eletti fiori.

Luego, informada de que Claudio va a venir a saludarla secretamente esa noche, y lamentando que no sea Otón el visitante, canta al misterio del amor: È un foco quel d’amore, deliciosa Miah Persson

Y para acabar, Claudio (Lorenzo Regazzo), tampoco destacable por sus luces, haciendo el ridículo ante Popea, que se lo mira esperando que la llegada de Agripina la saque del aprieto: Vieni, oh cara, vieni!, otra preciosa aria.

De propina (!), un Nerón y una Agripina. Primero, el Nerón que veremos aquí, Malena Ernman, en el Come Nube Che Fugge Dal Vento. La horrible calidad del Youtube no hace justicia a lo que parece una buena interpretación, pero las imágenes son de las que más se van a comentar y recordar .

Y de la primera versión de René Jacobs con Vincent Boussard,  la espléndida Agripina que es Alexandrina Pendatchanska, en  L’alma mia fra le tempeste, cuando, en el primer acto,  la nieta de Augusto se ratifica en su decisión de arrasar con todo lo que se le ponga por delante para ver a su hijo coronado, un aria inmensa en representación de las muchas que se han quedado sin salir, porque hay nada menos que 37.

Un atracón muy conveniente para ir preparando el estómago para esta Agrippina, tres horas y media del mejor Händel con un reparto de lujo encabezado por Sarah Connolly. La web del Liceo presenta Agrippina como lo que era, una «Ópera seria en tres actos», pero con McVicar y el único entreacto anunciado, ni una cosa ni la otra, esperemos que para bien.

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Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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13 respuestas a Agrippina (y 2)

  1. maac dijo:

    ¿No te parece que el chico este, que ahora mismo no sé quién es, se carga el lamento de Ottone? Por cierto, no sé por qué se lo dan a un contratenor ¿alguna vez se encargó de Ottone un castrado?
    Claro que el fundamento principal para sustituir los castrados por contratenores es que los personajes son masculinos y en este caso lo es.
    Sea como fuere el caso es que este hombre, desde mi punto de vista, se carga el aria, que, dicho sea de paso, y siendo una joyita, no es de las que más me gustan de la ópera.

    • José Luis dijo:

      Veo que el papel era para contralto, supongo que, si deciden que lo interprete un hombre por no liar (más) al personal, es lo que toca. Parece que lo hacen todos.

      Tampoco me parece ese aria la más destacada; no lo he escrito bien: He leido en un par de sitios que es el punto álgido de la obra desde el punto de vista dramático, cosa que parece plausible.

      Luego haré un estudio comparativo del aria 🙂

    • colbran dijo:

      Ottone fue escrito para una contralto -Francesca Vanini-Boschi- y no un castrado. Castrados sólo fueron Nerón -soprano castrado– y Narciso -contralto castrado-.

  2. Josep Olivé dijo:

    …y tanto que mucho más…! 🙂 Gracias!

    • José Luis dijo:

      Demasiado más, que como no da trabajo, venga a meter Youtubes. A ver que tal sale, tengo curiosidad por ver como responde la orquesta.

      • colbran dijo:

        Vi el ensayo. La orquesta y la dirección musical de Harry Bicket son lo mejor de la función. Ayuda mucho la vistosidad de la escena y la buena dirección de los artistas. En cuanto a voces sólo me gustaron Selig, Daniels y Connolly y en la segunda parte Emman.

        La ópera es un pasticcio de múltiples padres y bastante tostón, en mi opinión,. Lo mejor, musicalmente hablando el aria de Ottone que cierra la primera parte y varias arias de la segunda. Una ópera/pasticcio que contiene 30 arias, es decir aproximadamente 120 minutos de auténtico canto, para completar las 3 horas 40 minutos de duración -sin contar la media hora de entreacto- dispone de una pequeña sinfonía y de hora y media de interminables recitativos.

        En la segunda parte de la función -la mejor- cuando faltaban 45 minutos para terminar, no paraba de mirar el reloj cada cinco minutos. Señal de que mi cuerpo ya había asumido todo el barroco que puedo asimilar en una representación.

        Danielle de Niesse que es una mujer muy bonita y con un cuerpo escultural es una actríz consumada y se mueve maravillosamente por escena, pero su voz carece del mínimo interés. No obstante fue muy aplaudida por el público. Hablo del ensayo, repito.

        Al contratenor Visse ya no le queda voz de nada, pero es un actor gracioso.

        Si no fuera por Selig, Daniels y Connolly ya me hubiera marchado al finalizar la primera parte.

        Deseo que la representación oficial haya dado más de sí. La ópera como tal no tiene la categoría indiscutible de «Giulio Cesare», «Alcina», «Rinaldo», «Serse», «Ariodante» ni siquiera de «Semele», pero si la encontráis tan extraordinaria es que yo no he sabido descubrir sus tesoros.

        Repito la orquesta y su dirección musical a cargo de Bicket lo mejor de toda la representación.

        • José Luis dijo:

          Según se mire, son buenas noticias 🙂 Temía por la orquesta y dices que es lo mejor, y si Agripina, Claudio y Otón están bien, Nerón también te gustó en la segunda parte y Popea gustó al personal, no es un mal balance.

          No la comparo con ninguna, ni con las que citas, ni con Saul o cualquiera de las obras maestras de Handel. Pero el hecho de que emplee material anterior no la hace menor; me gusta mucho la interpretación que le ha dado maac. Y comparto la actitud de JO. A mí me parece que hay más de una docena de arias muy buenas y que el resto es, por lo menos, agradable. En los recitativos es donde avanza la acción; ahí McVicar tiene mucho que decir. En todo caso, no la he visto, cuatro horas son muchas, y ya te diré.

          La otra buena noticia es que haya servido para saludarte por aquí. 😉

  3. Mercè dijo:

    L’Agrippina que ahir vaig veure: llàstima de mise en scène, entre vodevil, comedia d’enredos i demostracions de contorsionisme. La simpática de Niese no calia que anés pet tant sovint; tenia gràcia perquè és bona actriu però tanta pítima no prova a la veu i menys a la seva, que no és cap prodigi. La barra de bar, amb un grapadet de ganduls (al·lusió al bar del Congreso?) i una senyora que sacssejava tot el cos com una posseïda, sobrava. L’escena de tancar i obrir portes, amb el consegüent espetec, pesadíssima. El taconeig dels quatre militars, sense el cabo, un càstig per al cuc de l’orella.

    El lamento d’Ottone, emocionant; en Daniels encara reté molta força del que vocalment ha tingut; la Connolly, a parer meu, va donar la talla a partir de la segona o tercera ària; el senyor Selig, fantàstic! L’Enric Martínez-Castignani, amb un paper molt curt, va mostrar una veu preciosa (si més no, per a la meva oïda) I la senyora Ernman, doncs mira, diría que té una veu bonica i potent, però entre la Corea de Huntington, quan no anava pitof, la coca i les demostracions gimnàstiques, em va esguerrar unes de les àries que més m’agraden: Come nube che fugge… i Col saggio tuo consiglio…

    Sort que era Handel i l’orquestra ho sabia! En fi, com diuen alguns: Handel for president and Jaroussky ministre de Cultura!

    Salut!

    • José Luis dijo:

      Dius el que em feia por sentir desprès de veure el Vieni oh cara. Em penso que tancaré els ulls més d’una vegada.

      Crec que no votaré aquesta candidatura… dia i nit del patiment a la eufòria, amb un dia a la setmana ja n’hi ha prou.

      Salut, i gracies per la crònica!

  4. Pingback: El poder del amor en las óperas de Handel (y 2) ® | Ancha es mi casa

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