Romántico, pero con Bach, Haendel y Mozart siempre en mente, Mendelssohn no ha sido justamente tratado por la historia hasta hace relativamente poco. Su oratorio Elías, un encargo del England’s Birmingham Festival, fue muy bien acogido, pero también criticado por voces tan influyentes como la de Bernard Shaw: “No soporté la interpretación del miércoles hasta la última nota, un acto de devoción profesional qué no formaba parte de mi plan para la noche… Solo hay que pensar en Parsifal, en la Novena Sinfonía, en La flauta mágica, en los momentos inspirados de Bach y Händel, para darse cuenta del gran abismo que hay entre el auténtico sentimiento religioso y nuestro placer en el exquisito preciosismo de Mendelssohn”. Pero el tiempo, la distancia con aquella época, facilita una valoración sin comparaciones que coincide bastante más con la del público del estreno en Birmingham.
Ancha es mi casa 